INTRODUCCIÓN

Antes de comenzar, es necesario dejar claro qué es la brujería. Se entiende por brujería la práctica y conocimiento mágico asociado a aquellos de los que se supone que poseen poderes sobrenaturales y que los utilizan con fines dañinos.  

En la Edad Moderna se asociaba la brujería con lo siguiente:

- El vuelo en palos. 

- Encuentros nocturnos con el Diablo y otras brujas en el aquelarre.

- El sexo con los demonios 

- La magia negra.

Grabado de Francisco de Goya

Esta idea de brujería era alarmante en la época, ya que se extendió la idea de que las brujas conspiraban para extender el poder del Diablo. Hay que señalar que no todos los sospechosos de brujería eran mujeres, aunque se les consideraba a éstas más proclive al pecado y más receptivas a la influencia del Demonio. 

Las teorías sobre la brujería contaron, gracias a la imprenta, una forma rápida de propagación en Europa, por ejemplo, la definición de la brujería como adoración del Diablo se difundió por toda Europa mediante tratados de demonología y manuales para inquisidores, publicados desde fines del siglo XV hasta bien avanzado el siglo XVII. Muchos libros de los que se publicaron fueron el fundamento de la caza de brujas que se dio en Europa especialmente en los siglos XVI y XVII, que causó la muerte de unas 60.000 personas. 

Grabado que representa la quema de brujas

La "política" se aprovecharía de la brujería, ya que los gobiernos europeos introdujeron el temor a la brujería para reprimir las nuevas formas de vida, es decir, para mantener las tradiciones y el orden establecido. La Iglesia le otorgaba a la población la potestad de inculpar a cualquiera con el pretexto de que practicaba la brujería.